Mi obra circunda entre la figura humana y la expresión del mundo interno en forma de abstracciones y representaciones surrealistas.
Retratar personas es una invitación a interactuar con sus mentes y sentirme reflejado en sus historias, es así como pinto, solo surgen a medida que rumeo una y otra vez la conversación con ellas, pero, al mismo tiempo, aparece la historia personal del artista y crece su necesidad de expresar lo propio.
La sinergia es real; de un extremo a otro se buscan los puntos de equilibrio, porque un día es “aquí”, otro día es “acá” y otros “allá” y mientras exista movimiento, los paralelismos se vuelven “uno” y lo interno y externo se manifiestan ¿Pero de qué formas y a qué costo?
En la sociedad, muchas personas deben sacrificar su sensibilidad para obtener y producir bienes y servicios. La persona artista busca reconectar y devolver esa sensibilidad sacrificada, pues lo mejor que tiene para ofrecer es su mundo interno, ansioso, paciente y preparado para interconectar con quien aprecie su manifestación.
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