Portadoras del futuro, forjadoras del porvenir
En el azul de una pecera, resplandeciendo bajo el agua, se observan figuras sólidas que poco a poco se deshacen. Partículas que con el paso de los días, harán que el metal desaparezca. Palabras y formas que disolverán su significado visible en el enjuague de este líquido, cargado de iones positivos y negativos, que provocan la desintegración del cobre. Si imaginamos esta transformación en cámara rápida, recordaremos las cintas de video al ser rebobinadas, cuando todo se ve al revés. En este caso, no obstante, esa vuelta es contraria, ya que en vez de llegar a un resultado matérico sólido y estático, la obra de la artista Milena Moena busca descomponerse y volver testigos de este proceso a quienes miran por la vitrina de la galería.
El título de esta exhibición, Comprométase con Chile, toma como punto de partida la investigación desarrollada por la artista sobre una campaña impulsada en 1973, pocas semanas después de que Pinochet tomara el poder. Su objetivo se concentraba en las mujeres y sus anillos de compromiso, quienes eran alentadas a sacarlos de sus dedos y donarlos a la junta de gobierno, para una supuesta campaña de reconstrucción nacional. El compromiso, entonces, pasaba de sus maridos al país, entendiendo a este último como un ente más importante de atender y enlazarse. Durante la campaña, se entregaba un anillo de cobre por cada joya donada, un anillo cuya única singularidad eran las manchas verdes que dejaba sobre la piel luego de usarlo.
La obra de Milena Moena es una metáfora de aquella evaporación desconocida, porque hoy no sabemos dónde descansan los minerales que alguna vez se deslizaron entre los dedos de esas mujeres, hasta el día en que decidieron donar sus anillos, porque Chile necesitaba ser reconstruido y sus historias personales disueltas en la homogeneidad del fascismo. Bajo este relato, “la mujer” se transformaba en una pieza heroica, portadora del futuro, forjadora del porvenir.
Si pensamos en la materia como una superficie donde los hechos quedan grabados, incluso los más ínfimos e imperceptibles, es posible imaginar cómo ahora estos se enredan y diluyen en el azul de esta obra, cómo se desprenden del metal acuñado por Milena Moena y cómo a través del vidrio conviven significados tan opuestos como compromiso y desaparición. Hoy, al alero de un pasado irrisorio y un futuro intrépido, todo impacta ante la miradas de otras mujeres, que ya no tienen anillos ni creen en los relatos heroicos y que en cambio, devuelven la mirada entre los destellos de cobre, buscan forjar otros futuros posibles y observan desde lejos ese supuesto porvenir.
Vania Montgomery