III VERSIÓN DE PUERTAS ABIERTAS ARTISTAS YUNGAY
OCTUBRE 2019
Fascinada por las hojas, los tallos, las flores y sus colores, por las aves y su plumaje, por la figura femenina y su contorno orgánico, por los patrones que se crean en la naturaleza, Jennifer Pérez nos acerca a esta a través de sus características que son también las de su obra: exuberancia, saturación, colorido y yuxtaposición como si intentara mostrarnos a la naturaleza como hecho emotivo, como metáfora de lo ingobernable. Como una hiedra que va cubriendo poco a poco una pared hasta habitarla completamente también su trazo, sus texturas y sus materiales cubren el soporte hasta habitarlo volviéndolo poderoso como si estuviese ahí para recordarnos cuan frágiles somos. Frágiles como en la niñez, la cual se hace presente en el uso de papeles, plumones, lápices de tinta y color conectados a los primeros intentos de expresión que tenemos cuando niños y unida a la infancia propia de la artista vivida entre los filodendros, el manto de Eva y los cardenales del jardín de su abuela.
La obra de esta artista visual nos habla de nosotros mismos, de como somos un reflejo de lo natural: llenos de patrones, tejidos, texturas, entramados y colores. Y nos acerca a nuestra conciencia de naturaleza , la cual se vuelve de suma importancia en un momento histórico como el actual. Nos entrega la belleza que encontramos en la sumatoria de los elementos que la componen, que son los mismos que nos componen a nosotros, las personas. Nos sugiere una cosmogonía en donde el poder de la naturaleza reside en cada uno y en la cual ella y el arte encuentran un punto de unión sagrada, la cual articula un ciclo indomable en donde conformamos parte de la naturaleza, también formamos parte de estos hermosos trabajos.
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