
“via IGNIS. CAMINO AL FUEGO” DE TANIA GONZĂLEZ GĂMEZ – aGOSTO SEPTIEMBRE 2023 – GALERĂA HIFAS
CICLO DE EXPOSICIONES GALERIA HIFAS
VĂa ignis. El basto encendido por Cyn Shuffer
No soporto el ardor, no hay agua que calme mi piel inflamada.
LucĂa Carvalho. Memoria inflamada
ÂżRecuerdas haber tocado ceniza? ÂżHas sentido alguna vez su textura fina, casi tibia? ÂżQuĂ© memorias quedan tras la quema? Para este escrito imaginĂ© tres preguntas iniciales, pensando que a partir de estas podrĂa inventar el camino desde el final de recorrido. Lograr leer a travĂ©s de ese resto gris la imagen fatal e incandescente de una mujer en llamas. Pero, lo cierto, es que antes de la ceniza estuvo el fuego; o mejor dicho, la hoguera.
Hace algunos meses Tania GonzĂĄlez me contĂł la historia de La Pulga, una mujer llamada MarĂa HernĂĄndez oriunda de la ciudad de Penco, quien fue condenada a muerte por ser considerada bruja en el año 1736. Recuerdo que esa tarde de verano en su taller de Barrio Yungay conversamos por primera vez de su proyecto, recorriendo no solo detalles de la biografĂa de La Pulga, sino sobre una serie de hogueras que como mujeres y personas disidentes hemos tenido que atravesar y que identificamos como propias de un modelo estructuralmente injusto, genocida y patriarcal. Las hogueras que a lo largo de la historia nos obligaron a guardar silencio, el fuego que nos quiso sumisas y obedientes.
Ese dĂa vi por primera vez a La Pulga, o una parte de ella, su mano. Meses despuĂ©s Tania me mostrarĂa el registro fallido de su quema. En este ejercicio premonitorio, la mano encarnada en una pequeña escultura de papel en llamas aparece como un basto encendido, figura del tarot que simboliza la chispa inicial que da inicio a cualquier acciĂłn. Tengo la impresiĂłn que desde aquĂ parte el recorrido y bĂșsqueda de GonzĂĄlez por entender el fuego, por sostener y hacer propio un linaje oscurecido por la misoginia de los profesionales de la muerte.
VĂa Ignis es justamente un punto de inicio, la posibilidad de observar eso que parece un fuego ordinario y conjurarlo de tal manera que haga arder los miedos y los transforme en nuestra propia memoria inflamable. Hacer lo que debe hacerse en la bĂșsqueda por reencontrarnos, como dice la Julieta Kirkwood, con esta primera historia no escrita de rebeldĂa feminista. Un ritual para revertir ese lugar del castigo ante la caza de nuestros cuerpos perdidos en las llamas y resistir hasta con nuestros silencios.